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Channel: Me podés leer acá

Miguel de Cervantes Saavedra

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El editor quedó fascinado con la novela pero, como condición para publicarla, le exigió a la autora usar un pseudónimo masculino, argumentando que los lectores no se interesarían por un libro escrito por una mujer. Dulcinea del Toboso, entonces, firmó el libro con el primer nombre que se le ocurrió.

Desayuno

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- Y esta mañana, como siempre, la muy hija de puta bajó del techo y se metió por la ventana mientras yo desayunaba. Esta vez, traía en la boca una paloma degollada que todavía movía las alas espasmódicamente. Me dio tanta impresión... 
- Y... los gatos de por sí son cazadores. Y las gatas más todavía. 
- Ojalá te estuviera hablando de mi gata.

Dolores fantasma

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Son terribles los dolores fantasma. Desde la amputación, cada día me duele, me pica, me arde tu cuerpo.

Game over

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Él dejó escapar un gemido y su rostro reflejó el placer que lo sacudía por dentro. Entonces, ella dejó de golpearlo. Lo desató, le ordenó que se vistiera y, profundamente decepcionada, lo echó de su casa.

Final

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Profe, se está macheteando, gritó un alumno señalando a un compañero. Ya sabés que no me gustan los botones, le contestó la docente sin levantar la vista de la tablet. Y al que vuelva a hablar le quito la hoja, agregó. 
El acusado apoyó suavemente el machete en el suelo y dejó que la sangre fluyera. Sus compañeros siguieron escribiendo en silencio.

Amores que matan

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El león desobedece. Salta y la ataca. El público, sorprendido, no alcanza a entender si eso es o no parte del acto. Algunos aplauden tímidamente. Los niños gritan horrorizados. El animal se prende con fuerza del cuello de la mujer hasta dejarla exánime, tendida en el suelo. 
No fue correspondido el amor de la domadora zoofílica.

Volver a ser una familia

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Mi hermana menor y yo caminamos por la playa. Vamos a encontrarnos con papá. Hace años que no lo vemos y la emoción nos ha puesto nerviosas. Pero nos damos aliento y seguimos. Ya lo divisamos. Está contemplando el ocaso junto con su novia y su hijita nueva. 
Nos ponemos frente a sus narices y, mirándolo a él, comenzamos a cantarle una canción, como hacíamos de niñas. Papá se pone pálido. Para completar la sorpresa, mamá y mi hermana mayor se acercan por detrás de ellos tres y disparan, eliminando a las que sobran.

Gula

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Cuando los integrantes del Comité de Clasificación de Pecados leyeron el detalle de lo que la mujer hacía con la boca a sus amantes, pusieron en duda la exactitud del título del informe, que rezaba:  Extraño caso de lujuria.

Noticias

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Acabo de enterarme de dos noticias que me han conmovido: voy a ser padre y voy a ser tío. Pero lo que más me emociona es que ambas noticias son alimentadas por una única placenta.

El motivo

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Penélope rechazó una a una las propuestas amorosas de los pretendientes: ninguno de ellos logró hacerla gozar tanto como Ulises.

Jaque mate

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Para preparar esta variante de la infusión típica rioplatense, debemos hacerlo con los ingredientes y las proporciones que detallamos a continuación: por cada quince cucharaditas de yerba mate, una de azúcar para cortar el amargor y media de cianuro para darle el toque final.

Materia prima

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Todos los días, arrojaba una botella al mar, siempre con un deseo distinto: una vez era un lomo, otra una docena de empanadas, otra una milanesa con papas fritas… 
Y un día el deseo se le cumplió: en una canoa, un delivery le trajo su vianda. O lo necesario para su vianda. El canoero era un gordo tierno, de carne muy sabrosa.

La salida del laberinto

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Todas las partes de la casa están muchas veces,
cualquier lugar es otro lugar.
(Jorge Luis Borges, La casa de Asterión)


-Qué aburrido es todo acá. No pasa nada interesante.
-Sí. Las noches y los días son largos.
-Mirá, ahí viene la serpiente con la que conversábamos el otro día. Le voy a preguntar si conoce la salida.

El que ya no está

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Hoy me llamó Pedro. Temblé al oír su voz: me llama cada tantos años, siempre para informarme que ha muerto uno de los del grupo de amigos de la escuela. 
Empezó con su frase de protocolo habitual y en la segunda oración pronunció, como siempre, el nombre del que ya no está. Esta vez, fue el mío.

Contractura crónica

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El traumatólogo le advirtió que si no hacía un tratamiento fisioterapéutico, la contractura que tenía podía volverse crónica. Ella no le hizo caso. 
Tres reencarnaciones después, seguía contracturada, cada vez más dolorida.

Compañero

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¿Quién es?, pregunta ella mientras observa por la mirilla. ¿Está Jorge?, contesta un hombre del otro lado de la puerta. No, acá no vive ningún Jorge, dice ella y se vuelve al comedor. En el camino, se cruza con Jorge, que está sentado en el sillón, frente al televisor. Le parece percibir una mirada rencorosa de él y es invadida por una angustia intensa, pero se tranquiliza diciéndose ¿Cómo te va a mirar con rencor si está muerto?

La única que ilumina

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Cada vez que iba a un velorio, el viejo anarquista protagonizaba situaciones incómodas: aun cuando estuviera sumido en el dolor, era indisimulable la sonrisa que le encendía el rostro cuando entraba a la capilla ardiente.

Sobreviviente

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Mi padre era un jugador empedernido y así me crio. Me enseñó a jugar a la ruleta siendo yo muy chico. Me regaló una que era pequeña, para que mis amigos y yo pudiéramos manipularla fácilmente, pero que disparaba las mismas balas.

Aprendizaje

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Después de aquel inconveniente, ninguno de los niños del jardín de infantes quiso volver a jugar al doctor con el hijo del cirujano.

Tortura feliz

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Desde entonces, cada almuerzo y cada cena (y cada segundo de sus vidas) tuvieron que comer y comer y comer perdices. Y aun peor: ni por un instante pudieron dejar de sonreír.

La carta

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Antes de que encerraran al Minotauro, Ariadna alcanzó a darle una carta en la que le decía: Elegiré, entre los que lleguen, a algún varón esmirriado y le daré un ovillo de hilo resistente y una espada sin filo. Sólo tendrás que matarlo y seguir la hebra para llegar hasta mí. Luego, huiremos y nadie más sabrá de nosotros.

Pacto gourmet

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El colibrí despliega por primera vez ante el ornitólogo la danza que durante tantos días preparó. El hombre, fascinado, filma el fenómeno. El león entra súbitamente en escena y derriba al observador. Rápidamente, lo mata y comienza a devorarlo. El colibrí cobra su parte del trabajo: devora con fruición el iris de los ojos del ornitólogo, consume su ración de colores.

Despechado

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Ella se subió al barco sin mirar atrás. Él sabía que no iba a volver a tener noticias de ella. Entonces, lloró. Lloró mucho, muchísimo. No hizo otra cosa esa tarde. Tanto lloró que la marea creció violentamente y las olas fueron enormes y el mar se tragó al barco. Y nadie tuvo jamás noticias de quienes viajaban en él.

Teatro hiperrealista

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Gran estreno. No te lo podés perder. Esta noche, primera y última función de El suicida.

Lo que no se dice

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Mi madre fuma, yo lo sé. Yo fumo, ella lo sabe. Ninguna de las dos lo hace delante de la otra. Esas reglas absurdas y nunca explicitadas que hay en cada familia. Ella sabe dónde escondo mis cigarrillos y me roba alguno si se olvidó de comprar. También yo conozco sus lugares y le saco si necesito. 
Cuando empezó el aislamiento por la pandemia, fuimos al supermercado juntas y nos aprovisionamos de comida y artículos de limpieza. También compramos puchos en cantidad. Cada una por su parte, sin decirnos. 
Hace una semana que hay escasez de cigarrillos en los kioscos. Nuestras reservas no son muy grandes. Nadie lo dice, pero ambas evitamos salir por miedo al saqueo que se produciría irremediablemente. Mi madre lleva un cuchillo bajo la ropa, yo lo sé. Yo llevo el mío, ella lo sabe.




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